El abuso de sustancias es un problema en cada comunidad de cualquier raza o nacionalidad. En esta serie de publicaciones voy a dar la mayoría de atención a la comunidad latina en los estados unidos. Según la Encuesta Nacional sobre Uso de Drogas y Salud, se estima que “1,1 millones de jóvenes hispanos/latinos consumieron drogas ilícitas el año pasado, incluidos 208.000 que abusaron de opioides durante el año pasado.” (El año pasado siendo 2018 al tiempo de publicación de los datos). Cabe mencionar que hay aproximadamente 62 millones de hispanos en los estados unidos. El abuso de sustancias tienen sus propios condiciones médicas llamadas “Trastornos por Uso de Sustancias” o “TUS” para abreviar que está incluido en el DSM-V que es el “Guía de Consulta de Los Criterios Diagnósticos”. Esto es básicamente un libro ampliamente reconocido y seguido por profesionales de la salud en los Estados Unidos y en muchas partes del mundo, que sirve como una referencia oficial para identificar y diagnosticar trastornos mentales.Este asunto difícil se viene por factores culturales, socioeconómicos, y también psicológicos.

Vamos a comenzar con los factores culturales. En muchas comunidades latinas, hay un estigma contra pedir ayuda en problemas de abuso de sustancias y también porque muchos de los latinos son inmigrantes que tienen un sentido de vergüenza sí se quejan de sus problemas porque hay un sentido de que si vives en un país desarrollado es un falta de respecto a los que viven en condiciones peores en sus países de origen.

También hay factores socioeconómicos. Según las estadísticas de KFF, en 2021, 17.6% de los hispanos viven debajo de la línea de pobreza en los estados unidos. Por eso, hay razones por concluir que muchos de los problemas de drogas tienen que ver con la gente que no tiene mucho y recurrir a las drogas para afrontar su situación en una manera que simplemente se hace peor sus circunstancias. Además problemas sociales existen en la comunidad latina y uno de esos que tiene que ver con el abuso de drogas es el discriminación de los latinos. De hecho, una encuesta de “Am J Public Health” realizada en 2014 determinó que “La discriminación se asoció significativamente con mayores probabilidades de sufrir trastornos por consumo de alcohol y drogas entre los latinos.” y que “La discriminación se asoció con mayores probabilidades de sufrir trastornos por consumo de alcohol y drogas en ciertos grupos, como las mujeres, los latinos nacidos en Estados Unidos y los mexicanos.”

Finalmente, llegamos a los factores psicológicos. El estrés que lleva a alguien a abusar de las drogas pueden venir de ser inmigrantes o ser discriminados o tener problemas financieros. La salud mental y el abuso de sustancias están muy relacionados. Las personas que ya tienen problemas de salud mental son más susceptibles a caer en el abuso de sustancias y los que han caído en el abuso de drogas tienen más probabilidades de desarrollar desórdenes mentales. 

En publicaciones futuras, vamos a explorar unas estrategias de prevención y también como este problema ha tocado a los jóvenes y adolescentes.

 

 

Referencias:

Sánchez-Millán, H. A., Suazo, S. R., Pedrogo, C. P., & Colón, G. R. (2020). Examinando trastornos por uso de sustancias en diversos escenarios de servicio: Eficacia inicial del ICTUS [Examining substance use disorders in diverse service settings: Initial efficacy of the ICTUS]. Salud y conducta humana7(1), 101–113.

 

 

Holliday-Moore, R., & Chau, V. (2019, October 15). Opioid and Illicit Drug Use Among the Hispanic/Latino Populations. Www.samhsa.gov. https://www.samhsa.gov/blog/opioid-illicit-drug-use-among-hispaniclatino-populations

 

Poverty Rate by Race/Ethnicity. (2021). KFF. https://www.kff.org/other/state-indicator/poverty-rate-by-raceethnicity/?currentTimeframe=0&selectedDistributions=hispanic&sortModel=%7B%22colId%22:%22Location%22

 

Otiniano Verissimo, A. D., Grella, C. E., Amaro, H., & Gee, G. C. (2014). Discrimination and substance use disorders among Latinos: the role of gender, nativity, and ethnicity. American journal of public health104(8), 1421–1428. https://doi.org/10.2105/AJPH.2014.302011